Nerea o AlbaTVMad es una chica que tiene un largo hilo en los foros, en la sección de “Fotos de los usuarios”. Todo empezó con un mensaje privado que no obtuvo respuesta, sin duda estaba plagado de lugares comunes y vulgaridades, en lugar de desanimarme cambié de estrategia y los siguientes mensajes estaban unidos por un mismo hilo conductor en forma de juego, que no revelaré. Como al séptimo se produjo el milagro en forma de un mensaje con el siguiente texto: «Jajajaja. No lo vas a conseguir», seguido de una carita burlona riendo a mandíbula batiente. En el vigésimo mensaje le dejaba mi número de teléfono mi número de teléfono y una invitación a pasar el sábado en la piscina de la urbanización donde vivo, a las afueras de Madrid. La verdad es que no esperaba su respuesta y menos que fuera afirmativa. El caso es que en mi teléfono sonó un número desconocido a eso de las once:

— Soy tu sirena, es sábado y hace buen tiempo. ¿Sigue en pie tu propuesta?
— Buenos días Ne… ne… rea —tardé en responder y además lo hice tartamudeando—, la verdad es que no esperaba tu llamada.
— Pues aquí me tienes —dijo con cierta suficiencia— ¿Te atreves?
— Sí —respondí de manera escueta.

Le di la dirección exacta para que la introdujera en el navegador de su teléfono y poco después de la una aparcó el coche en el exterior de la urbanización.

— Ya he llegado, sal a recogerme —me anunció por el teléfono.
— Estoy en un minuto, lo que tarde en bajar —respondí.

La encontré recostada sobre la puerta del coche aparcado, me acerqué y le di dos besos, uno en cada mejilla, a los que respondió del mismo modo.

— Soy Darío, es un gusto conocerte y una sorpresa inesperada. Las fotos no te hacen honor —dije a riesgo de parecer vulgar.

Nerea vestía una camiseta holgada de color marrón cortada al bies, con el hombro izquierdo desnudo y con una sisa que dejaba al descubierto la copa del bikini que aparece en el video donde está de rubia y se masturba (http://www.ashemaletube.com/videos/8...erea-boom.html ), colgado del otro hombro un bolso de playa, color caqui, con el logo de una conocida marca deportiva. Por debajo un pantalón corto muy ajustado, con falsos bolsillos pespunteados, del mismo color que el bolso. Entre el repulgo del pantalón y las alpargatas con una lona de cáñamo marrón y un tacón bajo de yute de unos cinco centímetros, se extendían unas piernas infinitas que recorrí con la mirada durante unos segundos tan largos como las propias piernas.

— ¿Te gustan? —me preguntó— Te has quedado como embelesado.
— Son increíbles —la respondí—, parece que no acaban nunca.
— Pues terminan en las uñas de los pies —dijo sonriendo y poniéndose por encima de la frente las gafas Ray-Ban de aviador.

Tenía los ojos del color de las castañas, como el pelo que se ve en el video donde está de morena (http://www.ashemaletube.com/videos/8...lo-on-cam.html ) sólo que recogido en una trenza que en lugar de discurrir sobre la espalda lo hacía sobre sus pechos y casi le alcanzaba el ombligo.

Ya en la piscina buscamos un sitio en la pradera donde el sol nos diera de frente, se descalzó, extendió la toalla con mimo y se bajó los pantalones, ante mis ojos y ante los del resto de la gente. Sus caderas, su pubis, su sexo y el meridiano de sus nalgas estaban, a duras penas, cubiertos por un tanga de color aceite de oliva extra virgen.
Se tumbó de espaldas sobre la toalla, abriendo las piernas como si fueran un reloj que marca las diez y diez y su sexo fuera el segundero. No intercambiamos palabra alguna sobre la hierba y cuando el sudor nos obligó a meternos en el agua me susurró al oído.

— Tócame la polla bajo el agua, junto a la escalera —me dijo.
— Te la voy a tocar y bucearé para ponerte los labios junto a ella —la respondí.

Se deslizó por la escalera de peldaños sumergidos con sinuosos movimientos de caderas y lanzando pequeños gritos a medida que el agua fría cubría primero sus pies y luego sus muslos y la mínima braguita del biquini. Así hasta que el agua le llegó hasta el cuello y se acodó de espaldas contra el muro revestido de cuadraditos de “gresite”. Yo me zambullí, tirándome de cabeza desde el borde del vaso de la pileta y cuando emergí quedé frente a ella, frente a mi sirena. Levanté sus gafas de aviador que quedaron por encima de su frente, besé sus labios de manera prácticamente inadvertida y frente a ella y con la mano bajo el agua comencé a acariciar su sexo que en aquel momento tenía un tamaño casi parecido al del clítoris. Lo trabajé con el pulgar y el índice por encima de la tela verde hasta que adquirió cierto relieve y en ese momento buceé para dejarle el sello de mis labios bajo el agua.

Comimos en el restaurante frente a la piscina, yo presumiendo de mujer, y después del café subimos a casa.

— Un polvo rápido bajo la ducha, tengo prisa, me espera mi novio —fue lo único que dijo.

Extendí el jabón sobre su cuerpo, lo froté con la esponja y le introduje los dedos en el ano. Regué su espalda y su pecho con el agua tibia y cuando la estaba secando con la toalla frente al espejo del lavabo me dijo que la follase por el culo. No hizo falta lubricante alguno, posó sus manos en sus nalgas y su ano de bordes ocres como las hojas de los plátanos en las aceras de noviembre se abrió ante mí.

Me la follé mirando al espejo del lavabo, observando sus distintas caras, observando como se mordía los labios mientras yo la jaleaba. Me corrí fuera de su culo.

— Es tu turno —la dije.
— Es mi turno, arrodíllate —respondió.

Me arrodillé y se la chupé hasta que me duchó la cara con un semen viscoso como la clara de huevo.

Al día siguiente cuando los vecinos me preguntaron que quién era la chica tan guapa de las piernas largas que me había acompañado en la piscina. Yo les respondí que era mi sobrina y que se llamaba Nerea.


PD. Este relato cuenta con la aprobación de Alba/Nerea