Pensando en como podía relatar mi reciente encuentro con Agata, me acordé de un relato del forero txrt donde empleaba diferentes colores para diferenciar narración, conversación y pensamiento, dando a su cita con Sara Shiva un punto divertido. Con su permiso, copio aquella idea en mi relato porque la encuentro útil para entender lo sucedido en esta cita. En color negro la narración, en rosa sus palabras, en azul las mías, y en verde mis pensamientos.


RELATO:

Había pasado demasiado tiempo desde mi anterior visita a una chica trans. Esta vez tenía claro que quería una chica con carácter. Me apetecía volver a experimentar la increíble sensación de sentirte dominado. Cuando vi que Agata se había dejado caer por Mallorca, la tenía fichada desde el día que vi sus fotos, me entraron unas ganas locas de quedar con ella. Físicamente, un cañón. Además, en sus anuncios aparece en plan ama. Como no encontraba referencias suyas por ningún lado, abrí un hilo en “charlas”, pero no tuvo demasiado éxito. Pasaban las semanas y no obtenía nada. Tocaba actuar. Al tratarse de una chica que no vive aquí, sabía que se acabaría yendo. La llamé hace dos semanas. Me gustó su voz y me gustó lo que me dijo. Pero atendía en una casa de citas. Prefiero la tranquilidad de los pisos y eso me echó para atrás.

Como las ganas me podían, volví a llamar a los diez días, esta vez para quedar. Le recordé lo que buscaba, volvimos a hablar de tarifas de sus servicios y quedamos. La cita tendría lugar el pasado jueves al final de la mañana.

La casa se encuentra en el centro de Palma. Una planta baja. Aparco cerca de la calle en cuestión, y una vez frente a la casa, vuelvo a llamar, tal y como habíamos acordado.
Tras un minuto de tensa espera, estaba en la acera pensando que todo el mundo me miraba, se abre la puerta. No la veo porque se queda a un lado de la misma, pero escucho su voz invitándome a entrar. Una vez dentro, Agata cierra la puerta y al fin puedo verla. La primera impresión es muy buena. Me lleva a la habitación que queda junto al acceso de la casa y entramos los dos. Como no hay luz en el dormitorio y yo venía directamente de la calle, por momentos no veo nada. Agata enciende una enorme pantalla plana que había colgada con una peli porno ya empezada. Cierra la puerta. Me da dos besos y enciende una luz tenue que, poco a poco, me permite ver lo que tengo delante. Me centro en Agata, que es lo que realmente me importa. Es la chica de las fotos, no hay duda. Si tuviera que señalar alguna diferencia, diría que está algo más delgada. Es más alta que yo, que mido 180 cm, aunque es cierto que calza unos buenos tacones. La encuentro exuberante, vestida tan sólo con ropa interior. Aunque pensaba que me recibiría en plan ama, la verdad. La habitación es correcta. Limpia y bien amueblada. ¿Nos vamos a quedar aquí?, pregunto al ver que estamos en una habitación standard y no en la mazmorra que se anuncia en la casa. ¿Claro cielo?... me contesta. Bueno, supongo que sacará los juguetitos más tarde para no asustar a la clientela. Todavía no hemos entrado en detalle acerca de lo que busco. Se dirige hacia la puerta preguntándome... ¿Quieres popper o alguna bebida? Y yo digo... Sólo agua, gracias. ¿Puedo ir un momento al baño? Por supuesto. Y me lleva hasta el baño, fuera de la habitación. Correcto y limpio también. Aunque ya venía duchado de casa, me gusta lavarme los dientes y enjuagarme la boca con locutorio justo antes de estar con las chicas. De camino al dormitorio, saludo a un chico que parece trabajar allí. Entro y me encuentro a Agata sentada en la cama y mi botella de agua fría en una mesilla. Me sugiere que pague el servicio, cosa que hago al instante. Ponte cómodo... me dice. Me siento frente a ella en una especie de banco acolchado y empezamos a hablar... Habíamos hablado por teléfono que el servicio de una hora incluía lluvias... ¿lo recuerdas? ¿Lluvias?... pregunta ella. Lluvia dorada... digo yo. Claro... me confirma. Me pregunta por lo que espero que haga y le digo que quiero una sesión de dominación, como habíamos comentado. Le digo que estoy en sus manos, que puede hacer conmigo lo que quiera, explicándole también mis límites. Como hace tiempo que no estoy con una chica trans, se lo digo también. Le pido un poco de tacto al principio, y que luego me podrá dar toda la caña que quiera. Se muestra amable y simpática. Mientras hablamos, admiro su belleza. Me fijo en detalles como su boca, con unos dientes blancos perfectos, sus manos, con unas uñas largas impecables. Si en las fotos de su anuncio luce una sensual manicura francesa, ahora sus uñas están pintadas en rojo brillante, a excepción de uno de sus dedos en ambas manos en un rosa metalizado con detalles brillantes. Muy femeninas. Las uñas de los pies perfectamante arregladas, en los mismos colores.

¿Te gusta lo que ves?... me dice mientras se levanta de la cama y se acerca a mí. Pues claro... estás tremenda. Desnúdate... me dice. Lo hago en segundos, dejándome los calzoncillos puestos. Ella hace lo mismo, pero se queda desnuda del todo. ¡Menudo cuerpazo! Las tetas bien puestas con unos pezones en punta bien duros, culazo firme, piernas largas... y una sorpresa en reposo que promete mucho. Ya gordita en estado de reposo. Me pongo de pie junto a ella y empiezo a jugar. Empiezo chupando sus ricos pezones. Se da la vuelta, froto mi cuerpo con el suyo. Sentir el roce de ese culazo con mi polla me pone a mil... y eso que aún llevo calzoncillos. Veo un tatuaje en la parte trasera de su hombro derecho que no muestra en las fotos de su anuncio. Como no recibo orden alguna, me agacho y empiezo a lamer su culo. De momento, busco los alrededores de su agujero mientras separo sus nalgas con mis manos. Gime. Compruebo que huele de maravilla y que está perfectamente depilada, por completo. Mi lengua se acerca a su cueva y sus gemidos se intensifican. Empiezo a abrirme camino. Riquísimo. Estoy un buen rato deleitándome, tratando de llegar lo más adentro posible. Parece que Agata lo disfruta, aunque su polla sigue en reposo. Decido empezar a tocarla mientras continúo lamiendo culo. Empieza a crecer. Me gusta. Llevo mi lengua hasta ella y empiezo a chupar, comenzando por el glande. Crece un poco más. Agata no habla... sólo gime. ¿Seguimos sin instrucciones? Pues nada... sigo chupando.

Tras un rato así, se coloca de rodillas sobre la cama, enseñándome su culo para que siga lamiendo. Yo estoy fuera de la cama, en el borde de la misma, y continúo mis tareas. Voy trabajando toda la zona, culo, polla, testículos. Cuando mi lengua busca las profundidades de su agujero, masturbo con mi mano con la intención de poner su polla a tope. Puedes darme órdenes... le digo, esperando un cambio de actitud por su parte. Pero no responde. De su boca sólo sale de vez en cuando un ¿Te gusta? Claro que me gusta. Pero quiero más caña. Lo que quiero es sentirme dominado. Empiezo a pensar que como introducción este juego se alarga demasiado. La peli porno sigue puesta, de modo que escucho una mezcla de gemidos. Los que provienen de la pantalla y los que salen de la boca de Agata.

Sigo saboreando su rica polla. Al siguiente ¿Te gusta? decido responder... Sí, me gusta, pero me gustaría más tenerla dentro. Esperando ese cambio de actitud ¿Quieres que te penetre?... pregunta ella. Me encantaría... respondo yo. Pues pónmela dura... me dice. Joder... es lo que intento desde hace un rato. Pese a mis esfuerzos, su polla crece pero no se mantiene tiesa del todo. Me la meto entera, ensalivo bien, vuelvo al culo y no hay progresos. No logro que su polla abandone ese estado intermedio. En parte me gusta, ya que puedo metérmela hasta la garganta sin que haya arcadas, pero ansío verla bien dura. Agata se da la vuelta dejando su espalda sobre la cama. Venga... pónmela bien dura... vuelve a decirme. Y yo sigo chupando. Mis manos buscan sus pezones, siempre duros. Los presiona buscando hacer algún “click”. Como ya estoy desnudo del todo, busco el roce de mi polla con su culo al mismo tiempo. Vuelvo a su polla. En algún momento siento su mano sobre mi cabeza tratando de marcar el ritmo. Me gusta... pero más fuerte... pienso yo. Levanto sus piernas, y mientras mi polla roza su zona sensible, chupo los dedos de sus pies. Cuando regreso a su polla, ella cruza sus piernas sobre mi cuello como atrapándome. Me gusta esa sensación... pero no dura demasiado. Encuentro su faceta dominante demasiado puntual. ¿Quieres que te folle?...me dice. Es lo que más deseo ahora mismo... respondo. En ese momento se coloca de rodillas sobre la cama y empieza a masturbarse con su mano derecha mientras me mira. Me encanta la escena. Siempre me ha parecido muy excitante la imagen de una chica trans meneando su polla con fuerza. Además, el misil crece. ¡Bieeen!... pienso yo. Le doy algún lametón en la punta y me coloco a cuatro sobre la cama, cerca del borde. Intento relajarme mientras miro de reojo que Agata se enfunda un condón azul. Me pone mucho este momento previo al asalto. Siento como su polla se acerca a mi culo. Juega con la zona. Parece que quiere entrar, pero no acaba de hacerlo. Me pone a mil ver la escena reflejada en el espejo lateral. Ni si quiera me doy cuenta si ha lubricado la zona. Sigue jugando un poco más y, de repente, noto que empuja con decisión. Siento un pinchazo, pero no me importa. Tras cada empujón, noto que entra un poco más. Su herramienta es bastante gruesa y entra con alguna dificultad. Una vez dentro del todo, Agata empieza sus movimientos. Me está follando. En algún momento, parece que se sale. Como veo que el dolor no acaba de irse, me suele pasar en esa postura, propongo un cambio. Me coloco de espaldas... creo que irá mejor. Ok... dice ella. En ese momento, sale de manera momentánea. Me tumbo sobre la cama y coloco un cojín en la parte baja de mi espalda. Agata se acerca a mí y vuelve a entrar. Nada que ver. Sigo sintiendo el grosor de su barra, pero ya no hay dolor. Además, ahora entra más. Embiste con decisión mientras sujeta mis piernas. Tras un rato así, las levanta más y consigue llegar más lejos. Me gusta... aunque, como ocurre otras veces, no logro empalmar. Tras unos minutos de bombeo, junta mis piernas y estira hacia arriba de ellas, haciendo que mi culo se eleve. De ese modo, embiste con más fuerza logrando mayor profundidad. Me encanta esta subida de intensidad a medida que mi culo se ha ido adaptando. Dame más, dame más... pido. Ella continúa percutiendo sin mediar palabra. Tras esos instantes de disfrute, recula y se quita el condón. ¿Por qué?... pienso yo. Con lo bien que me lo estaba pasando.

Acerca su polla hasta mi boca y la chupo recién salida del horno. Estaría genial sentir esos labios saboreando mi polla... pienso. Además, con el rato que me he pasado chupando, debe faltar muy poco para cumplir la hora. ¿Hacemos un 69?... propongo. Claro... me dice ella. Recostados en la cama, siento un subidón de placer al primer contacto de su boca con mi pene. Lo hace natural, igual que he estado haciendo yo. La chupa bien, con ganas. La tengo bien dura en unos segundos. Me gusta tanto que apenas puedo seguir trabajando la suya. Me ha puesto a tope... pienso. Como siga así, me corro en nada. Joder... me encantaría acabar así, pero tengo que avisar. Me voy a correr... digo entonces. Y ella retira su boca mientras su mano comienza a masturbarme con rápidos movimientos. Coge con más fuerza... grito yo. Y su mano, ahora quieta, presiona firmemente. Lógicamente... me voy. Tengo un orgasmo muy intenso pero me he corrido en poca cantidad. Creo que es por tratar de controlarlo mentalmente, por intentar retrasar la explosión. No es una gran jugada por mi parte, la verdad, porque la hora llegaba a su fin. Tenía que haberme dejado llevar... joder. Tras unos instantes de recuperación, me pregunta... ¿Te vas a quedar otra hora? Y contesto... No puedo, no tengo tiempo. Aunque en realidad pienso... ¿Dónde está la dominación?... ¿Y mi lluvia? En ese momento, pican a la puerta y escucho una voz que dice...“tiempo”. Hemos agotado la hora... y no estamos en un piso. Agata me ofrece una ducha que al principio acepto pero, tras pensarlo dos veces, acabo rechazando. No estoy cómodo, pese a que ella insiste en que puedo ducharme con calma. Mientras me visto, conversamos brevemente. Cómo le ha ido por Mallorca, cuándo se vuelve a Barcelona... cosas así. Sabe que no me entusiasman las casas de citas, se lo he dicho. Me comenta que ella también prefiere trabajar en un piso, es lo que hace en Barcelona. Me acompaña hasta la puerta y nos despedimos con dos besos. Y eso es todo.


http://www.taiakashemales.com/modelo...a/agata3.shtml