Ellen es atípica. No es un bellezón, no es de esas que viéndola en foto te deje enganchado. Pero los relatos que había leído sobre ella la ponían por las nubes. Y es verdad.

Es más alta de lo que parece en foto y tiene un tipo estupendo. Alta, delgada, proporcionada y sin ser un belleza resulta “interesante”.

Como uruguaya que es, su acento es muy similar al argentino, vamos delicado, sugerente, a mi me resulta ese tipo de acento más sensual y excitante que cualquier otro.

Me recibió en su pequeño pero cuco apartamento, le expliqué que sólo quería ser activo; ningún problema. Después de una pequeña charla de preámbulo me pidió que me desnudara, lo hice y le pedí lavarme. Después a la habitación, ¿quieres un masaje?, sí ¿por qué no?. Es espectacular dando masajes. Piernas, muslos, glúteos, espalda, brazos y otra vez piernas, muslos…… Ella sentada sobre mí a horcajadas, pero empecé a notar que según iba subiendo hacia la espalda la segunda vez, ella se iba estirando hasta quedar sobre mí y empezó a besarme por el cuello, los hombros, detrás de las orejas y ha masajear mi espalda con sus pechos subiendo y bajando de la cintura a los hombros y viceversa. Como yo estaba untado de crema su subir y bajar era muy suave y cálido. Ya estaba a cien.

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